lunes, 17 de agosto de 2015

MEMORIAS DEL RECUERDO

No te imaginas lo agobiante que es tener la sensación de estar muriéndote por dentro, debido al recuerdo. Piensas que no eres nadie, que eres una persona insignificante que no sirve para nada, por mucho potencial que tengas, ya que no eres reconocido por nadie, simplemente porque tú piensas que te han olvidado. Lo peor es que es sólo una sensación, no es un sentimiento realista, tú eres el que te montas todas esas historietas porque crees que te estás muriendo. Incluso crees que estas palabras serán tu apocalipsis, porque te imaginas que no sirven para nada, que nadie las escucha, que nadie quiere escucharlas. Y lo más importante: que a la gente le da igual lo que ronde por tu cabeza. No importa quién seas, porque nadie te quiere, ni tus padres. Escribes con muchas comas y puntos, sin puntos y coma, sin tu habitual formalidad porque sigues pensando que no sirves para nada. ¡¡¡Para nada!!! Que la proposición"no hay nada" carece de sentido, porque quiere decir "hay algo", de manera que la oración tendría que ser "hay nada", pero entonces ya hay algo. Y piensas que significan lo mismo... Y piensas que te rayas, que esos puntos suspensivos que has escrito anteriormente significan la muerte, la extinción de tu memoria, de tus recuerdos. Tienes miedo de olvidar tu pasado, de enfrentarte a la realidad, porque te espanta la situación actual, aunque no sea para tanto. 

Y el sujeto no eres tú, sino yo. No eres tú porque estoy hablando de mí, de lo que me pasa. Deseo que la gente gaste cinco minutos de su vida en reflexionar sobre ella. ¿Qué pasa? ¿Por qué los acontecimientos tienen que tener un final? ¿Por qué no son eternos? La vida también es finita. Y cuando llega el final de ese momento, te da rabia, quieres revivir, pero es imposible, porque no existe la máquina del tiempo. Y está bien que no exista, no hace falta que nos metan más locura social... Sufres, y sólo quieres desaparecer, pero piensas en la persona que te cambió la vida y en la posibilidad de poder volverla a ver, saber que por fin has encontrado a uno de tus veinticinco "amarillos", saber que nada está perdido, porque lo puedes volver a observar, como hacías en ese recuerdo... Sólo siendo conscientes de ello ya se ilumina una esperanza en tu memoria que te anuncia que hay una pequeña probabilidad de que ese encuentro aleatorio se produzca, en el que dos cuerpos se encuentran casualmente, destinados a esa aparición en el mismo sitio. Entonces llega el momento en el que te despiertas psicológicamente y te animas afirmándote: "Da igual que no te recuerden, porque estamos tú y yo, y la persona que te cambió la vida. Porque sabes que yo te quiero y que esa persona daría su vida por ti."

No hay comentarios:

Publicar un comentario